Llegó el momento de ponerse a remojo, o de disfrutar viendo como otros lo hacen, o de pensar de pronto “Ummm… qué lugar tan fantástico para darse un buen chapuzón, para nadar un rato, para navegar, para dejarse llevar por la magia del entorno flotando sobre las aguas o sencillamente soñando con el sonido de una cascada, de un río, de las olas del mar, del guirigay de los bañistas, de las exclamaciones de los niños en su bautismo de agua dulce o de agua salada… Son situaciones más bien propias de la temporada estival, maneras de vivir el verano refrescándose en plena naturaleza, en escenarios como de cuento de hadas. Por esto desde Asturias te sugerimos lugares para pasear con niños chapuzones o lo que pinte que, a poder ser, te resulten inolvidables, y que cuando llegue el otoño digas: ¡Qué chapuzón el de aquel día en Asturias!
Empezamos el recorridocon planes para niños, rutas inolvidables en Asturias. ¿Estás listo?
A remojo con la historia…
¿Te imaginas nadando bajo un puente romano? Pues eso es posible en Cangas de Onís, en un río aguas cristalinas y sedimentos calizos que brillan como el oro con el sol… Un río salmonero donde los haya, con una tradición deportiva famosa en el mundo entero por la práctica del piragüismo, y con una historia tan vinculada a la Monarquía Asturiana y al reino de Asturias que, cuando estés en pleno baño, si levantas tu mirada hacia el cielo, te encontrarás con la mismísima Cruz de la Victoria suspendida en el aire como si de una ilusión etérea se tratara.
Nadarás como un salmón, con reminiscencias de historia y a los mismos pies de los míticos Picos de Europa… ¡Un chapuzón de los que se recuerdan para toda la vida!
Planes para recorrer con niños
Una olla como nunca has visto otra
Si continúas tu periplo por Cangas de Onís, una ruta preciosa y fácil para hacer es la de la Olla de San Vicente en el Río Dobra. Queda muy cerca de Cangas de Onís, tomando la dirección hacia el puerto del Pontón, y te quedarás prendado. La subida hasta la Olla no es nada complicada y el continuo paseo al lado del Río Dobra, con sus rápidos y cascadas, es una auténtica delicia. Cuando finalizas la pequeña caminata, el regalo ante tus ojos es indescriptible: una gran poza de aguas turquesa, cristalinas, frescas, con un entorno como de un cuento de mitología asturiana te espera. Si te bañas, no se te olvidará, y si no lo haces, tampoco. Pero yo que tú probaría a sumergirme en las aguas sagradas del Dobra, aunque fuera por unos segundos
La Olla de San Vicente

Tras pasar por Cangas de Onís en direccion al puerto del Ponton, a los pocos quilómetros, tras sobrepasar el pueblo de Tornín vemos a nuestra izquierda un restaurante y un pequeño aparcamiento donde podemos dejar nuestro vehículo (si es que tenemos suerte) y donde comienza la ruta.
Tras pasar por Cangas de Onís en direccion al puerto del Ponton, a los pocos quilómetros, tras sobrepasar el pueblo de Tornín vemos a nuestra izquierda un restaurante y un pequeño aparcamiento donde podemos dejar nuestro vehículo (si es que tenemos suerte) y donde comienza la ruta.
Vamos a hacer una de las rutas más hermosas que se pueden encontrar.
Comenzamos en el mismo aparcamiento e iremos siempre por la margen derecha del río Dobra.
El camino es ancho, con buen piso, casi llano y sin posibilidad de pérdida. A partir de hoy, no podemos hablar del color verde si no de la gran cantidad de verdes que nos depara el paisaje que tenemos ante nosotros. El agua tiene tantas tonalidades que vemos todos los colores de todos lo ríos conocidos y por conocer.
Según vamos avanzando, el camino se hace más estrecho hasta convertirse en sendero de tierra o simplemente la ribera rocosa del río. En esta época del año la profundidad es más bien pequeña pero, no obstante, nos encontramos con hermosos pozos que invitan al baño. Pronto llegamos a la Olla que iremos bordeando para verla desde todos los ángulos posibles.
La vuelta la hacemos por el mismo sitio y vamos a detenernos para contemplar el magnífico puente medieval sobre este río Dobra.
La vuelta la hacemos por el mismo sitio y vamos a detenernos para contemplar el magnífico puente medieval sobre este río Dobra.
Al llegar al punto de partida continuamos y cruzamos la carretera para dirigirnos a una bonita casa de piedra que en su día fue molino, y subir a un puente colgante que hay a su lado sobre el río Sella. Desde el puente vemos como las aguas del Dobra se unen con las del Sella. Hemos recorrido cinco quilómetros (ida y vuelta) en una hora y media de agradable paseo.